EL AGUA DE LA ALHAMBRA
“¿No veis como el agua corre por los lados y, sin embargo, se oculta después en los caños?” Ibn Zamrak(1333-1393)
En la Alhambra el sonido del agua juega un papel trascendental en el conjunto del monumento. Sonidos lentos y suaves, misteriosos para la meditación, y sonidos rápidos, animados y alegres, refrescantes para el estímulo: ambos base para la creación artística musical. Gotea una fuente que da fondo sonoro y nos envuelve deleitando. Las fuentes suenan compartiendo con otros sonidos su voz: los pájaros, el viento meciendo las ramas y hojas y los cantos andalusies con poemas de Ibn al-Jatib.
En los jardines las fuentes son los centros y los ejes de los espacios, pero también son importantes los lugares intermedios; pausas o silencios, tránsito de unos sonidos del agua a otros de diferente sonido. Es constante de los palacios hispano árabes unir arquitectura y naturaleza en un concepto artístico. Láminas de agua cristalina de las albercas para decorar el suelo. Reflejos de la arquitectura, las flores y las hojas en el agua, formando “alfombras de jardín”.
Las variaciones y matices del sonido del agua están condicionadas por los tipos de fuentes y surtidores: Pila gallonada, de concepción califal, pequeña y de una sola pieza, el agua rebosa de la taza y sale a una alberca o a un sumidero con sonido amortiguado.
Pila que no tiene taza, hundimiento circular en el pavimento con un surtidor sencillo y un canalillo que deposita el agua en un estanque. La alberca o estanque con su serenidad y silencio. Las acequias con lámina de agua bordeada por surtidores tamizados por la vejetación. Los canalillos o arroyos en los que corre y suena el agua descendiendo en pequeñas cascadas por escaleras que unen varios niveles del terreno. La escalera de agua del Generalife, con sus majestuosas barandillas de agua que acercan su frescor a las manos y su variado sonido en su vertiginoso discurrir.
“Quienes sean piadosos tendrán junto a su Señor, jardines por los que corren ríos”, Corán.
El agua es parte del paraiso de abundancia y fertilidad prometido en el Corán. Es el líquido indispensable para la felicidad.
A quienes creen y obran bien, tendrán jardines por cuyos bajos fluyen arroyos”, Corán 2-25. “A sus pies fluirán arroyos en los jardines de la Delicia”, Corán 10-9.
Las fuentes de la Alhambra nos hablan de la veneración que tuvieron los musulmanes granadinos por el agua.
IBN AL-JATIB, vida y obra
“Si me trae alguien sed, mi fuente un agua le da sin impureza, clara y dulce”
Tercer verso, taca izquierda, Salón Embajadores de la Alhambra.
Ibn Al-Jatib, traducción E. García Gómez.
Es el último gran poeta de la cultura arábigo andaluza. Tuvo una vida truculenta pasando de los mayores honores y poderes a las oscuras cárceles y la tortura,
Nació en Loja 1313 de la noble familia de la tribu de Salman. Estudió en Granada con los mejores de su época, entre ellos Ibn al-Yayyáb, al que sustituyó tras su muerte en 1349 como jefe de la Cancillería Real y hombre de confianza del rey Yusuf I.
Pronto fue visir y varias veces embajador en Marruecos. En 1354, a la llegada al trono de Muhammad V, acrecentó sus títulos con el de “los dos visiratos”. El rey fue destituido en 1359 teniendo que huir a Marruecos. Ibn al-Jatib quedó en Granada siendo encarcelado y luego libertado, aprovechando para huir también instalandose en Salé (Marruecos).
Cuando Mohammad V recuperó su trono en 1362, llamó a Ibn al-Jatib haciendole su Primer Ministro. Intrigas propias y ajenas le hicieron huir de nuevo a Tremecén en 1371. Fue encarcelado en Fez donde una delegación granadina, presidida por su discípulo mas querido Ibn Zamrak, le torturó y juzgó por traidor. Estrangulado en la cárcel en 1375, su cadáver fue inhumado y poco después desenterrado y quemado por sus enemigos.
Ibn al-Jatib escribió mas de sesenta obras de variadísimos temas que incluyen mística, libros de viajes y medicina. Sus obras mas estimadas son “Ihata” y el Diván poético. Sus seguidores le pusieron el título de “Lisan al-dín” Lengua de la Religión.
Su personalidad ambiciosa y arrogante concuerda con su laberíntico estilo literario, en el que lo mismo usa neologismos que arcaísmos. Ibn al-Jatib recopiló su propio Diván en 1347 poniendole el título “De las nubes con lluvia y sin lluvia, del sable penetrante y del mellado”. Rehizo el diván en 1368 con una segunda parte titulada “El que lleva joyas y el que no las lleva, y el servicial y el remolón”. Aún mas tarde completó una tercera parte.
Escribió poemas epigráficos para los muros de su propio palacio cercano a Granada y para los de la Alhambra, la mayoría destruidos después de su traición. Se conservan dos en las hornacinas del Salón de Embajadores del tiempo de Yusuf I.
LAS CANCIONES DE IBN AL-JATIB
En las colecciones de poemas que se cantan en las núbas andalusíes de la tradición de Marruecos se encuentran fragmentos atribuídos a Ibn al-Jatib y a otros poetas. Conservados por tradición oral se han convertido en poemas anónimos que cantan hoy día niños, mujeres y hombres sin advertir la autoría original. Recientemente se van identificando en los divanes poéticos de la época medieval los poemas cantados tradicionalmente, devolviendo a sus autores el reconocimiento popular. No conocemos los nombres de los compositores de las melodías, pero estas son tan antiguas como los versos ligados indisolublemente a ellas. El polígrafo y polifacético Ibn al-Jatib bien pudo ser el autor de estas melodías que cantan sus populares versos. En cualquier caso es “milagroso” poder disfrutar de esta tradición, conservada viva de maestro a discípulo más de 700 años, debido al amor de los músicos andalusíes por su arte. Curiosamente el poema místico sufí “Escanciadme” se conserva en dos núbas con melodías y ritmos diferentes, y ambas se recogen en esta grabación.
EDUARDO PANIAGUA