EL CANTO HISPANO EN LOS TEMPLOS VISIGODOS
En el año 475 los visigodos dirigidos por Eurico se instalan en Hispania como reino unificado por la monarquía con centro en Toledo. Después del periodo arriano en los siglos V y VI, tuvo lugar el esplendor del periodo gótico católico con el III Concilio de Toledo 589-711. Los templos, creados para la liturgia y el canto, son de arquitectura gruesa y resistente labrada con sillares de piedra con cenefas o frisos a distintas alturas (ornamentación en los muros y melismas en el canto). Arcos de herradura y columnas romanas reutilizadas con capitel troncocónico corintio o bizantino con cimacio. Planta de cruz latina o griega inscrita en un rectángulo con único ábside, indicador de un culto único.
¿Cómo serían los cantos litúrgicos en los templos visigodos de San Miguel o San Félix de Toledo, San Zoilo en Córdoba, San Millán de la Cogolla. San Juan de Baños en Palencia, Santa María de Quintanilla de las Viñas en Burgos, San Pedro de la Nave de Zamora, Santa Comba de Bande en Orense, San Fructuoso de Montelios en Braga?.
Y posteriormente a las iglesias prerrománicas asturianas de influjo franco bizantino construídas entre los años 842-866, ¿cómo serían los cantos en los templos mozárabes de San Miguel de la Escalada, Santiago de Peñalba de León, San Cebrián de Mazote en Valladolid, San Baudelio de Berlanga en Soria y San Quirce de Pedret en Barcelona?.
La música era importante para los visigodos. Según san Isidoro (de León) de Sevilla (h.556-636), Etimologias 1.3, cc. XVI y XVII: Sin la música no hay nada perfecto, digamos que nada existe sin ella, porque al decir de los pitagóricos, el mundo consta de cierta armonía de sonidos y los mismos cielos marcan sus círculos empujados por una armónica modulación.
La música hace vibrar almas y cuerpos, enardece a los combatientes, anima a los navegantes, sostiene en su fatiga a los labriegos, aplaca los ánimos excitados, hasta las bestias se estremecen con sus modulaciones, nuestra voz, nuestro pulso, nuestro corazón, marchan al ritmo de la armonía y cadencia musical.
Las campanas de bronce y aleación de otros metales oscilan y vibran en el interior de los templos como la corona de rey Recesvinto, convertida en lámpara votiva, adorna con su brillo el altar, cuando los cantos litúrgicos invaden el espacio de la arquitectura.
A principios del siglo XI, Almakari narra como un visir de Abd-Rahman V asistió a la ceremonia de una iglesia mozárabe de Córdoba.
""...la vio tapizada de ramas de mirto y suntuosamente decorada, mientras el sonido de las campanas encantaba su oído y el esplendor de los cirios deslumbraba sus ojos. Se detuvo fascinado a pesar suyo, ante la vista de la majestad y del gozo sagrado que irradiaba del recinto; recordó seguidamente con admiración la entrada de los oficiantes revestidos de admirables ornamentos; el aroma del vino añejo que los ministros vertían en el cáliz, donde el sacerdote mojaba sus labios puros; el modesto atuendo y la belleza de los niños y adolescentes que ayudaban en el altar; el solemne recitado de salmos y de sagradas plegarias, todos los ritos, en fin, de esa ceremonia; la devoción y a la vez el gozo solemnes con que se celebraba y el fervor del pueblo cristiano...""
Los manuscritos con sus pergaminos de oraciones y música, junto a las miniaturas de los Comentarios al Apocalipsis del Beato de Liébana, es lo que nos queda de la liturgia de nuestras raíces cristianas. Se ha conservado casi la totalidad de la liturgia visigótico-mozárabe, pero la notación musical in campo aperto de los cantos hispánicos no permite su trascripción. Después de la implantación del canto gregoriano nadie se preocupó de escribir las melodías en un sistema que permitiese recuperar sus intervalos.
Una única deficiencia encuentra san Isidoro en la música. Al no poder ser fijada por escrito, es difícil su transmisión, pero cuando cese nuestra oración, porque ya nada necesitemos, nuestra música sálmica sonara eternamente R. monachorum,cc.VI y XVII.
A finales del siglo XI o principios del XII un monje del monasterio de San Millán de la Cogolla raspó la primitiva notación en 16 piezas pertenecientes al oficio de difuntos del manuscrito Liber Ordinum conservado en la biblioteca de su abadía, hoy guardado en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid. Sobre el raspado escribió la misma melodía en notación que refleja los intervalos de las notas. Otro tanto se hizo con tres antífonas del lavatorio de pies del Jueves Santo del Liber Ordinum conservado en el archivo de la Abadía de Silos (ms. 4, procedente del monasterio de San Prudencio de Monte Laturce). Esto nos ha permitido el canto de alguna de las obras de este CD.
El cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, arzobispo de Toledo en 1495, consciente de la antigüedad del rito mozárabe y de su abandono, le asignó un lugar en la catedral; al principio en una de las capillas del claustro y más tarde en la capilla del Corpus Christi, donde permanece aún en la actualidad. Los cantos se conservan en cuatro cantorales manuscritos guardados en la capilla mozárabe de la catedral.
SANTIAGO VISIGODO, ANTES DEL CÓDICE CALIXTINO
La salmodia alegra los corazones tristes, suaviza los espíritus, anima a los abatidos, despierta a los somnolientos, trae lágrimas a los ojos de los pecadores. Cuantos hay que lloraran sus crímenes, conmovidos por la emoción del canto, y tanto más hondo es su arrepentimiento, cuanto más dulce es la voz de los cantores. R. monachorum, c.VI.
Alfonso II de Asturias (h. 760-842) se propuso hacer de Oviedo la ciudad sucesora de Toledo tanto desde su visión política como religiosa. El rey y la corte veneraban una reliquia de Santiago en la basílica del Salvador de Oviedo antes del descubrimiento de Compostela. Durante el pontificado del obispo Teodomiro en Iria Flavia, en el año 814 aparecieron las reliquias del cuerpo del Apóstol. Teodomiro llevó su culto de Oviedo a Compostela. La basílica que construyó Alfonso III (h. 848-910) en Compostela, debido a su gran influjo espiritual fue destruida por Almanzor en el año 998, no dejando huellas del culto local a Santiago.
Un recuerdo de ese culto lo desvela la inscripción sci Iacobi Zebedei en la capilla lateral del templo de San Salvador de Valdedios del año 893. La iglesia de Santiago de Peñalba, fundada en 919 por Genadio cerca de Ponferrada, es el único templo conservado dedicado a Santiago en este tiempo previo a la popularidad de las peregrinaciones del Camino a Santiago. En 1095 Urbano II desplazo la sede de Iria a Compostela.
En la antigua tradición hispánica la fiesta del martirio de Santiago se celebraba el 30 de diciembre, actual fiesta de la Traslación de los restos del apóstol. Tras el descubrimiento de Compostela un 25 de julio se empezó a celebrar esa fecha el martirio del apóstol.
El Antifonario de León, del siglo X, escribe en notación visigótica el canto del sacrificium, ofertorio de la misa hispánica, para la fiesta del apóstol que entonces ya se celebraba el 25 de julio, octavo día de las calendas de agosto. Ya en el siglo XI se celebraban las dos fiestas. En Per gloriam (corte 10) se encuentra una invocación específica a Santiago.
Ni en la liturgia hispánica mozárabe ni en la romana gregoriana existían cantos propios para celebrar la fiesta del Apóstol Santiago, cuando a finales del siglo XI la liturgia hispánica fue sustituida por la romana en toda la península Ibérica, a excepción de Toledo. Ni siquiera Compostela tenía oficio propio del santo. Por ello, cuando se crea el Códice Calixtino en el siglo XII, se produce una doble novedad; el oficio que recoge toda la liturgia de las fiestas del apóstol y las singulares obras polifónicas que contiene el códice.
“La música es la ciencia de cantar bien y correctamente, con la que se celebran y embellecen los divinos oficios de la iglesia que tanto la ensalzan. Con este arte cantan y tañen los cantores de la iglesia”
Elogio de la música, capítulo XXII del libro IV, Turpin describiendo el palacio de Carlomagno en Aquisgran. Códice Calixtino.
El uso moderado de instrumentos en el canto hispánico es una opción apoyada en los textos de la época. Cantar el maravilloso Congaudeant Catholici con salterio es un homenaje al Año Santo 2010.
“A este lugar viene los pueblos bárbaros y los que habitan en todos los climas del orbe… Unos cantan acopañándose de cítaras, otros con liras, panderetas, flautas, caramillos, trompetas, arpas, violas, rotas británicas o galas… Allí pueden oírse diversidad de lenguas… conversaciones y cantinelas” Seudo Calixtino
El avance de la Reconquista propició la reimplantación del rito y la copia de manuscritos con el rito unitario gregoriano implantado por el papa Gregorio VII (1073-1085). Al inicio del reinado del rey castellano-leonés Alfonso VI (1065-1109), tras su regreso del destierro en 1072 del Toledo de Al-Mamún, eran ya multitud los que acudían a Santiago desde Francia, Italia y Alemania.
El rey Alfonso VI al reconquistar Toledo en 1085 encontró en la ciudad la pervivencia del antiguo rito hispánico mantenido a salvo en los tiempos de la ocupación musulmana, por lo cual permitió la continuidad del mismo en las seis parroquias de la ciudad: Santas Justa y Rufina, San Lucas, san Torcuato, san Marcos, san Sebastián y santa Eulalia. Mientras tanto, Santiago de Compostela se fue convirtiendo en el gran destino de peregrinación cuyo impulso definitivo lo dio el obispo Gelmirez en la primera mitad del siglo XII.
Eduardo Paniagua