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PN 1120 PASIÓN SUFI, MÚSICA SUFÍ ANDALUSÍ

PN 1120 PASIÓN SUFI, MÚSICA SUFÍ ANDALUSÍ

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Índice

PASIÓN SUFÍ
SUFI PASSION

PN-1120

SAID BELCADI ENSEMBLE y EDUARDO PANIAGUA

SAID BELCADI: Canto, laud, darbuka y tar
ABDEL OUAHID SENHAJI: Nay
AHMED AL GAZI: Rabab y darbuka
EDUARDO PANIAGUA: Salterio, pandero y cántara

1 Por Dios, cuántas noches (Falillahi). Ibn al Farid, 1181-1235 9:50 Muwwal Nahawand-Irak Ajam. Canto, nay, salterio y cántara
2 Que mi Señor te guíe (Ra'aqa rabbi). Al Harraq, 1772-1845 9:57 Muwwal Rasd Dayl-Rasd-Raml al Maya. Canto, nay y pandero
3 Pobre amante. Taqsim salterio y nay, Hidyaz Kabir 3:21
4 La pasión, oculta (Ojfi l-hawa). Anónimo andalusí 6:59
Muwwal Hidyaz Kabir. Canto, salterio y nay
5 Decid a quienes no saben (Koulu liman). Anónimo andalusí 3:58
Saná Quddam Mcharqi. Canto, salterio y nay
6 Grito mi queja. Taqsim Laúd Mazmum 2:45
7 Cuando llegue la oscuridad (Sal fi). Ibn Sahl, 1212-1251 7:22
Muwwal Mazmum. Canto, laúd y nay
8 Antes del vino (Kabla jamri). Al Harraq, 1772-1845 2:43
Ay, alfaquí (Ahin ya da lfakih). Al Shushtari, 1203-1269
Muwwal Mazmum. Canto, laúd, nay, salterio, rabab, darbuka, pandero y tar
9 Déjame beber. Taqsim Nay y Salterio Sika Cord 5:43
10 Un fuego ardiente. Ibn al Farid, 1181-1235 6:22
No me consideréis artificioso en mi pasión. (La tahsibuni)
Vosotros sois mi obligación religiosa. (Antum furudi)
Muwwal y Yalala. Canto, salterio, fuego y grillos

DDD 59:04

Grabado en 2009 en AXIS, Madrid, por Huho Westerdahl
Arreglos musicales y textos: Eduardo Paniagua
Selección del programa: Said Belcadi
Traducción de poemas: Andrés Guijarro

Portada: Danza circular y músicos sufíes en un jardín. Manuscrito timúrido, 1490 Persia. Bandeja interior: Árbol genealógico (Alejandro Magno) “Subhat al-ahbar” de Mahmud ibn Ramadan, Estambul h.1674
English Traslation: Lesley Ann
Producción: EDUARDO PANIAGUA • 2009 PNEUMA • All Rights Reserved • MADE IN SPAIN

Said Belcadi, nacido en Tánger en 1980, se inició en el mundo de la música desde muy temprana edad. A los 10 años entró en la zawiya Derkaouiyya donde aprendió el arte del cante religioso, siendo llamado tres años después como cantante solista en la Asociación de música arábigo-andalusí “Hijos del Estrecho” y posteriormente como voz solista en la Orquesta del Conservatorio de Tánger. Su calidad de voz y su interpretación le han aportado un reconocimiento general. En 2002 grabó un CD con su grupo sufí y para la TV de Marruecos. Ha participado en encuentros y festivales de música andalusí y sufí dentro y fuera de Marruecos: Fes, Chefchaouen, Rabat, Casablanca; España, Francia, Suiza, Irán, Siria, Jordania y Argelia

Eduardo Paniagua, nacido en Madrid en 1952, es arquitecto y especialista de la música de la España medieval. En 1994 funda el sello discográfico PNEUMA con el que edita sus producciones musicales. En su trayectoria musical ha participado constantemente en los escenarios de conciertos y en gran parte de sus producciones discográficas. Por su trabajo musical a favor de la convivencia de culturas ha recibido en 2004 la Medalla de las cuatro Sinagogas Sefardíes de Jerusalén, y por la difusión de estas músicas inéditas recibe excelentes críticas y premios internacionales, siendo nominado en los años 1997, 2000, 2004, y premiado en 2009, como Mejor Artista de Música Clásica por la Academia de la Música de España.

Descripción

PASIÓN SUFÍ
La música andalusí ha sido y es un entretenimiento insustituible tanto en el ambiente de la fiesta como en el ámbito de la expresión de los sentimientos religiosos. A través de la música y de sus cualidades se busca la excitación hasta el grado de éxtasis. La música de al-Andalus se relaciona con todo lo que embriaga: los instrumentos interpretados con virtuosismo, las copas de vino y licores, el embeleso de jardines perfumados, la amistad efusiva.
El canto puro está relacionado con el culto religioso o es derivado de él. Las melodías del culto nos llevan a un pasado más lejano que cualquier otra clase de melodías. El culto las adscribe a una tradición guardada con una eficacia de magia conductora que las hace inmutables. La libre entonación en los pasajes de canto a solo se corresponde con momentos de tensión espiritual que hacen renovar su intención en cada giro melódico. En contraste a esta característica, en el canto a coro hay entonación fija con movimientos seguros y uniformes.
Los sufíes cantan la música religiosa con verdadera devoción, a menudo con textos eróticos de mística interpretación. Se acompañan en ocasiones con instrumentos cuyos sonidos empujan en la dirección de su intención. Esta música esconde en su interior una gran alegría, que más que a la acción lleva a la reflexión y a la contemplación. La música arabo-islámica busca lo que embriaga frente a lo que domina o dirige.
Los instrumentos conservan siempre el sentido primitivo del acompañamiento al canto y cuando suenan en la música instrumental también evocan el eco de la expresión humana del canto.
En el nay los sonidos surgen de la respiración sobre un sólo tubo sonoro con agujeros matemáticamente dispuestos. En el salterio (qanun) todo depende de la ordenación de su multitud de cuerdas, según su tamaño y tensión. En la sonoridad del laúd es esencial su cuerpo resonante y la disposición del mástil para acortar sus pocas cuerdas mediante la presión de los dedos en sitios inteligentemente determinados.

EL MUWWAL
En la música árabe es fundamental la relación de los sonidos y las escalas con las fuerzas cósmicas. Estas escalas denotan su afinidad con las cualidades del cuerpo y del alma. La consonancia es la fuerza básica que influye en la construcción de las melodías. Y lo que define las escalas musicales, más que en la distancia exacta de los intervalos, es el movimiento ascendente y descendente de las notas. En la tradición las melodías se agrupan y ordenan según la núba (o el maqam). Influida por el estilo originario islámico, la núba de al-Andalus se reconoce en la escala de alguna de sus partes esenciales; en la introducción instrumental (bugya), en los solos instrumentales taqsim y en los cantos libres inshad y muwwal.
En el taqsim fluyen los sonidos del instrumento en ritmo libre. El tema musical es diferente en cada interpretación, pero no difiere del modelo único marcado por la escala de la núba. El taqsim no es una libre improvisación, ya que ha de ceñirse a unas reglas y dividirse en sectores. En cada parte las frases musicales pueden mostrar diferencias y repetirse enriquecidas con adornos que las hacen variar, siempre que conserven el tipo melódico y no falsifiquen ninguna de sus cualidades emocionales.
El canto del muwwal sigue un tiempo rítmicamente libre que se crea siempre nuevo. Sus motivos melódicos aparecen como citas fieles al modelo que marca la escala de la núba. En el muwwal las propiedades melódicas de la núba no se agotan, pues ésta no es sólo una tonalidad, sino que se asocia a un estado de ánimo, un contenido emotivo especial, una expresión del afecto, una intención que los griegos llamaban ethos.
Valor y virtud, amor entregado, tristeza melancólica, alegría pletórica, serenidad estática; la núba trasmite todos estos estados del alma a los oyentes. Influye sobre las enfermedades, especialmente las del espíritu y del alma. Se identifica con el poder primigenio de la música y su naturaleza sobrehumana, al poder domesticar a las fieras y hacer fructificar a la tierra y crecer a las plantas. Estos maravillosos efectos que produce la música llegan a configurar o transformar el carácter de los seres vivientes, pero un tipo melódico produce sus efectos sólo a las horas que le son propicias. No se deben ejecutar las melodías de la tarde en la mañana, ni al medio día o en la noche. La fiesta tiene su círculo de melodías durante toda la jornada, incorporando los caracteres humanos al devenir de los momentos según el discurrir del sol y la luna.
Por eso una melodía nos atrae y nos conmueve en una escucha y no en otra, según sea el momento y nuestro estado anímico predominante.

En los muwwal de este trabajo, el canto y el nay discurren por un camino fuera de un esquema rítmico fijo. El ritmo de la canción lo marca la secuencia de respuestas canto-flauta. El laúd y el salterio, por su carácter punteado, tienen su expresión en grupos de notas en los que el ritmo sigue oscilaciones en el curso de su melodía. El nay que sigue al canto, el laúd que le da ritmo y el salterio que le envuelve y le acompaña deben realizar en el ejecutante y en el oyente el equilibrio, la tranquilidad y la ponderación del alma que exigen los poemas cantados y los modos musicales de las núbas seleccionadas, para la expresión de la pasión sufí.

LOS POETAS
“Mi corazón danza, y tiemblan mis articulaciones, aplaudiendo como un cantor, y mi espíritu como una cantora.” Ta´iyya´l-Kubrá

Ibn al Farid, Cairo 1181-1235, “sufí consumado” dado a la música en interminables sesiones de Samá, danzó en una ocasión en una plaza del zoco hasta llegar al paroxismo, desvistiéndose más tarde de todo cuanto llevaba. Cuando se dirigía de esta manera hacia la oración en la mezquita al-Azhar, el gentío se disputaba sus ropas por la calle, como si se tratase de las reliquias de un verdadero maestro, pues aunque no creó escuela, fue el eje espiritual de los maestros de su época y admirado por todos los practicantes del sufismo.

Ibn Sahl, Sevilla 1212- Ceuta 1251, es uno de los grandes poetas andalusíes del siglo XIII. Nacido en una familia judía en Sevilla, a pesar de su herencia hebrea, Ibn Sahl fue un musulmán devoto. Su diwan (antología) es un testimonio de su sentimiento religioso. Aunque criticado por beber vino, la sinceridad de su conversión nunca fue cuestionada. Cuando Sevilla fue tomada por Fernando III de Castilla en 1248, Ibn Sahl marchó a Ceuta, donde se convirtió en el secretario del gobernador almorávide Abu Ali Ibn Khallas. Al morir en un viaje en barco, el gobernador exclamó: ""la perla ha vuelto a el mar"".

Shushtarí, Guadix 1203 – Damieta 1269, desde su adolescencia se inició en las prácticas de los sufíes. Fue reconocido como un maestro de carácter excéntrico y sus obras pronto fueron cantadas pasando a formar parte de las prácticas de Samá' tanto en el Magreb como en Oriente.

Mohammed al-Harraq, Chefchaouen 1772 – Tetuán 1845. Discípulo de al-Darqawi es un reconocido poeta y maestro sufí del que conocemos tres diwan (colecciones de poemas), que hoy se cantan con gran aceptación popular en las cofradías de Marruecos y Oriente.
Eduardo Paniagua

1 Por Dios, cuántas noches (Falillahi)
Muwwal Nahawand-Irak Ajam

¡Por Dios, cuántas noches pasé
disfrutando de la vida, lejos del espía.
Bebiendo vino, con el amado como compañero de mesa.
Las copas de los goces del amor, abiertamente se mostraban.
Alcancé mi objetivo, ante el que permanecía suplicante.
¡Qué goce, si fuera perfecto
y durara para siempre!

2 Que mi Señor te guíe (Ra'aqa rabbi)
Al Harraq (1772/1845)
Muwwal Rasd Dayl-Rasd-Raml al Maya

Que mi Señor te guíe. Mi espíritu y mi hacienda
tuyos son, oh resplandor de la belleza.
El cuerpo a plena luz se ha consumido,
y ante mi mirada estupefacta
me has transformado por tu bello rostro
y se han quebrado mis cadenas.
Observa el estado en que me hallo.
Mi daño son tus aladares
y es mi fiesta tu belleza.
Privado, despojado he quedado.
Fluyen las lágrimas de mis ojos,
y apenas acabará mi mal
hasta que se purifique y eleve
por encima de la ilusión.

3 Pobre amante
Taqsim salterio y nay, Hidyaz Kabir

4 La pasión, oculta (Ojfi l hawa)
Anónimo andalusí
Muwwal Hidyaz Kabir

La pasión, oculta, me ha sorprendido,
como me han sorprendido las lágrimas.
Mi esbelto torturador, el de dulces cualidades,
ha reunido en sí mismo todas las bondades,
como si fuera, por su belleza, la imagen misma de José
y yo fuera, por mi tristeza, la de su padre Jacob.

5 Decid a quienes no saben (Koulu liman)
Anónimo andalusí
Saná Quddam Mcharqi

Decid a quienes no saben
que inmensa cosa es Amor.
Mi amado en mi pecho está,
en el centro de mi corazón habita.
Dueño mío, fortaléceme, que me quiebro.
Tú eres el Perdonador, el Misericordioso sin límites.
Vivifícame tras darme la muerte
y dame de beber un vino antiguo.
Todo el que me ve exclama: «¡Pobre amante!»

6 Grito mi queja
Taqsim Laúd Mazmum

7 Cuando llegue la oscuridad (Sal fi)
Ibn Sahl (1212/1251)
Muwwal Mazmum

Cuando llegue la oscuridad,
a tu hermana la luna llena pregunta por mi insomnio.
Las estrellas saben de mí, igual que los hombres.
Grito mi queja, bebo mis propias lágrimas
y aspiro el perfume de tu recuerdo fragante,
hasta que un borracho parezco,
ebrio en medio de los floridos jardines.

8 Antes del vino (kabla jamri)
Al Harraq (1772/1845). Muwwal Mazmum

Antes del vino de las jarras
y de las vides, antes del vino de la tarde,
brilló en la tiniebla el sol de este vino.
¡Cuántos secretos encierran
estos soles en los corazones!
Su color en las copas habla de la luz del día.
Si la viera el zoroastriano
abandonaría el culto del fuego.
Una rosa como un ungüento
que al enfermo debilita aún más.
Beberlo me protege de ver a otro que no sea yo.

Ay, alfaquí (Ahin ya da lfakih).
Al Shushtari (1203/169). Muwwal Mazmum

¡Ay, alfaquí si la degustaras
y escucharas la melodía en los lugares retirados!
Abandonarías entonces el mundo y lo que eres en él
y vivirías estupefacto hasta el día de tu muerte.

9 Déjame beber
Taqsim Nay y Salterio Sika Cord

10 Un fuego ardiente.
Ibn al Farid (1181/1235). Muwwal y Yalala
No me consideréis artificioso. (La tahsibuni)

No me consideréis artificioso en mi pasión.
Mi afectación por vosotros es natural, sin hipocresía.
Es que mi espíritu está en mi mano,
y lo he entregado a aquel que me anuncia vuestra llegada.

Vosotros sois mi obligación religiosa. (Antum furudi)

Vosotros sois mi obligación religiosa y mi devoción.
Sois mi palabra y mi obra,
sois la dirección hacia la que me prosterno
cuando llevo a cabo mi plegaria.
Vuestra belleza es lo que mi ojo contempla:
hacia ella se ha orientado todo mi ser.
Vuestro secreto está en mi consciencia
y mi corazón es el monte donde Dios se manifestó.
Percibí en el barrio un fuego y lo anuncié, alegre, a mi gente.
Les dije: «Permaneced, y quizá así encuentre yo mi guía.»


Born in Tangier in 1980 Said Belcadi was introduced to the world of music at a very early age. When he was 10 he started at the Derkaouiyya zawiya (religious school) where he learned the art of Arab-Andalusi music. Three years later the Arab-Andalusian association “Sons of the Straits” called on him to be a solo singer and later he became solo voice in the Tangier conservatory Orchestra. The quality of his voice and his performance have brought him widespread recognition. In 2002 he recorded a CD with his Sufi group and appeared on Moroccan TV. He has participated in Andalusi and Sufi music gatherings and festivals both in Morocco and abroad: Fes, Chefchaouen, Rabat, Casablanca; Spain, France, Switzerland, Iran, Syria, Jordan and Algeria.

Eduardo Paniagua, born in Madrid in 1952, is an architect as well as a specialist in the music of Medieval Spain. In 1994 he founded the PNEUMA record label which he also manages, and started to release his own musical productions. In his musical career he has always participated in concerts and is involved in most of these recordings. He was awarded the Jerusalem Medal of the Four Sephardic Synagogues in October 2004 for his musical work in support of the co-existence of cultures. For bringing this previously unreleased music to the fore he is receiving excellent critical acclaim and international prizes, having been nominated as the Best Classical Musical Artist by the Spanish Academy of Music in 1997, 2000, 2004, and 2008. In 2009 he won this prize.

SUFI PASSION
Andalusi music was, and still is, unique. It is irreplaceable, whether it is being played for pleasure at a party or as an expression of religious sentiment. Music can excite to the point of ecstasy and music from al-Andalus is associated with many things that bring joy to the point of rapture: the instruments played with such virtuosity, the glasses of wine and liqueurs, the delight of the perfumed gardens and friendship in its most effusive form.
Chant is related to religious worship or is derived from it. Melodies used in worship are rooted in a past that goes beyond the history of other melodies. Through worship they belong to a tradition that is kept by a guiding magic that makes them eternal. In solo chant passages moments of spiritual tension renew the intention of free intonation in each melodic phrase. In contrast to this is the more rigorous performance of choral chant, with its distinct and uniform movements.
Sufis sing religious music with true devotion, often with mystically performed erotic words. They are sometimes accompanied by instruments whose sounds drive them in their intended direction. Inside, this music hides great happiness that leads to thought and contemplation rather than to action. Arab-Islamic music seeks to enthral rather than dominate or lead.
The instruments preserve the original idea of accompaniment to chant and when they are played alone they continue to evoke the echo of human expression.
The sound from the nay comes from breathing on a single tube with mathematically arranged holes. The sound from the psaltery, (qanun) depends on its many strings, arranged according to size and tension. The sound box is essential for the sound of the lute, as is the neck used to shorten its few strings through the pressure of the fingers in intelligently determined places.

THE MUWWAL
In Arab music there is a fundamental relationship between sounds and scales, and the cosmic forces. Scales reflect an affinity to the qualities of the body and soul. Consonance is the basic force behind the construction of the melodies. What defines the musical scales, more than the exact distance of the intervals, is the ascending and descending movement of the notes. The tradition demands that the melodies are grouped and arranged according to the nuba (or the maqam). Influenced by the original Islamic style, the nuba from al-Andalus is recognisable in the scales of some of its essential parts, in the instrumental introduction (bugya) in the instrumental solos taqsim and in the free inshad and muwwal chants.

In the taqsim the sounds of the instrument flow in free rhythm. The musical theme is different in each performance but does not differ from the one model prescribed by the scale of the nuba. The taqsim is not a free improvisation, as it has to follow rules and be divided into sections. In each part the musical phrases may differ, enriched by embellishments that bring subtle changes, but they must maintain the type of melody and not alter any of the emotional qualities.

The tempo of muwwal chant is rhythmically free and is new every time. Its melodic motifs are like true reflections of the model indicated by the scale of the nuba.
In the muwwal the melodic properties of the nuba are endless, as the nuba is not only a musical key, but is also associated with a mood, a special emotive content, an expression of affection, an intention that the Greeks called ethos.
Courage and virtue, loving devotion, melancholic sadness, plethoric happiness, ecstatic serenity; the nuba transmits all these states of the soul to the listener. It influences afflictions, especially of the spirit and the soul. It is identified with the primitive power of music and its superhuman nature, and is able to tame the wild and make the earth give fruit and the plants grow. These marvellous effects of music eventually shape or transform the character of living beings, but a melodic type produces its effects only at the appropriate time. Afternoon melodies should not be played in the morning, or at midday or at night. The festivity has its cycle of melodies during the whole day, and human characteristics are included in certain moments of the day according to the passage of the sun and the moon.
For this reason a melody attracts and moves us at some times and not at others, according to whether the time is right and to our dominant mood.

In the muwwal on this recording, the path followed by the chant and the nay does not adhere to a fixed rhythmic pattern. The rhythm of the song is marked by the sequence of responses between the chant and the flute. The lute and the psaltery, both plucked, express themselves in groups of notes in which the rhythm oscillates as the melody unfolds. The nay follows the chant, the lute gives it rhythm and the psaltery envelopes it and accompanies it and they all contribute to the balance, calm and deliberation of the soul, both of the performer and the listener, that the sung poems and the musical modes of the selected nubas demand in order to express Sufi passion.

THE POETS
“My heart dances and my joints tremble,
clapping like a male singer, my spirit like a female singer.”
Ta´iyya´l-Kubrá

Ibn al Farid, Cairo 1181-1235, a “consummate Sufi” who expressed his music in interminable sessions of samá. On one occasion he danced in the market place to the point of paroxysm, later taking off all his clothes. When he went to pray at the al-Azhar mosque naked the people squabbled over his clothes in the street, as if they were the relics of a true master, and although he did not create a school, he was the spiritual axis of the masters of his time, admired by all practising Sufis.

Ibn Sahl, Seville 1212- Ceuta 1251, is one of the great Andalusi poets of the 13th century. Born into a Jewish family in Seville, Ibn Sahl was a devout Muslim in spite of his Hebrew background. His diwan (anthology) is a testament to religious sentiment. Although he was criticized for drinking wine, the sincerity of his conversion was never questioned. When Seville was taken by Fernando III of Castile in 1248, Ibn Sahl left for Ceuta, where he became the secretary to the Almoravid governor Abu Ali Ibn Khallas. When he died whilst on a boat, the governor exclaimed: “the pearl has returned to the sea”.

Shushtarí, Guadix 1203 – Damieta 1269. From adolescence he was initiated in Sufi practices. He was recognized as an eccentric master and his works were soon sung to become part of the Sama practice both in the Maghreb and in the Orient.

Mohammed al-Harraq, Chefchaouen 1772 – Tetuan 1845. Disciple of al-Darqawi, he is a recognised poet and Sufi master. Three of his diwans are known (collections of poems), and are sung today with great popular acceptance among the Moroccan and Oriental brotherhoods.

Eduardo Paniagua

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